CLODULFO.– (Amenazador.) ¡Don Mendo!…
MONCADA.– (Entrando en escena.)
¡Vive Dios, que hasta en prisiones
y con vuestro carcelero
habéis de reñir!
MENDO.– (Asombrado.) ¡Moncada!
¿Pero sois vos?
MONCADA.– En efeto.
CLODULFO.– (Aparte) (¡El de Moncada en la torre!…)
MONCADA.– (A Clodulfo.) Dejadnos, buen hombre.
CLODULFO.– (Sin moverse.) Eso…
MONCADA.– (Imperioso.) ¡Dejadnos digo!
CLODULFO.– (Resistiéndose.) Es que yo…
MONCADA.– Si desenvaino el acero,
vasi a quedar en la torre;
pero vive Dios, que muerto.
CLODULFO.– (Temeroso.) Pues que así lo suplicáis,
señor marqués… obedezco. (Se va, cerrando la puerta.)
Pedro Muñoz Seca, La venganza de don Mendo, Jornada Segunda.